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lunes, 25 de octubre de 2010

Poesía y sentidos



Los escritores escribimos por muchas razones particulares, pero hay una razón que nos mancomuna a todos; todo escritor escribe para ser leído; y qué difícil es muchas veces calar en el alma de los lectores y conseguir con ello que nos sigan leyendo.
Por esta razón y también porque estoy convencido que llegó la hora del alumbramiento de una nueva ciencia; que llamaremos Psicología Literaria -la cual de echo ya existe en textos sueltos y estudios tanto psicológicos como literarios aún no congregados bajo el título de ciencia- y quiero; si me lo permiten, dar nacimiento a dicha ciencia con un ensayo sobre la poesía y su relación con los sentido biológicos.

Comencemos por aclarar que los sentidos no son cinco; además de la vista, el oído, el olfato, el gusto y el tacto, existen sentidos internos que nos informan sobre el estado de nuestro organismo y que son llamados propioceptivos; el tic tac del corazón, el mariposeo de la barriga, esas sensaciones en las rodillas, las canillas, los codos y la nuca, el hormigueo de distintas partes del cuerpo (como cuando decimos que se nos durmió el brazo, por ejemplo) todas estas sensaciones son informaciones que proceden de estos sentidos.
Y aunque no quiero entrar en temas paranormales ya se ha hecho evidente para muchos (al punto de que hay científicos estudiando el fenómeno) la existencia de un Sexto sentido (que no es el propioceptivo y tiene más que ver con la intuición que con cualquier otra cosa)

Naturalmente, si queremos ser leídos cuando escribimos, debemos tomar consciencia de que las personas usan en mayor o menor grado las informaciones que llegan de sus sentidos para forjar sus procesos cognitivos; este hecho llevó al descubrimiento de que existe una tipología en la que entran todas las personas y se corresponden con el sentido más usado por cada quién para construir sus mundos interiores.
La clasificación es la siguiente:
1)tipo visual 2) tipo auditivo 3) tipo olfativo 4)tipo gustativo 5)tipo táctil 6)tipo propioceptivo o cinestésico
No voy a entrar en las características psicológicas de cada uno de estos tipos, los interesados por favor consulten libros de Programación NeuroLingüística; lo que si quiero aclarar es que los tipos puros no existen; o sea que la clasificación antes citada no significa que el tipo visual solo usa la información que le llega a través de los ojos para construir sus procesos cognitivos, sino que ese es el sentido predominante (y nunca el único) en dicha construcción. 


En la comunicación con el resto de la humanidad, cada tipo utiliza; en mayor medida, palabras que se corresponden con el campo de influencia del sentido que en él predomina, tanto cuando es el emisor como cuando es el receptor.
Tanto es así que las personas no solo tienden a usar más palabras pertenecientes al campo sensitivo de su sentido predominante, sino que además tienden a escuchar y a leer solo dichas palabras; mientras que las que se refieren a los sentidos de menos uso en el receptor, entran por un oído y salen por el otro. -literalmente-


Por eso, es menester que el escritor y el orador manejen un vocabulario que incluya palabras que logren captar la atención de todos los interlocutores a quienes se dirigen.
Para terminar con este cortísimo ensayo, voy a mostrar el mismo verso escrito para que capte la atención de cada uno de los tipos antes citados.
El verso en cuestión lo único que expresa es "me gusta tu beso" y lo expresaré en maneras diferentes para cada tipo, así:

Para captar la atención del tipo Visual:
Tu beso es el rayo que ilumina mi eterna noche

Tipo Auditivo:
Tu beso es el chasquido que arranca la pianola de mi pecho

Tipo Olfativo:
Tu beso es el perfume ajazminado que alborota mis pasiones.

Tipo Gustativo:
Tu beso efervescente es la sal de mi existencia.

Tipo Táctil:
Tu beso es cosquilleo y es presión que me turba y me conmueve

Tipo Propioceptivo:
Tu beso es el vaivén que estremece mis entrañas.

Tipo Sexto Sentido:
Tu beso es intuición de mundos imposibles.

En conclusión, si queremos llegar a todos es menester encontrar las palabras que calan en todas las tipologías y ponerlas en nuestros textos.
Las palabras visuales sobran, las auditivas no tanto, pero se consiguen a través del uso de onomatopeyas (por ejemplo)
Las palabras olfativas son más bien escasas, pero se pueden fabricar a través del uso de flores y otras clases aromáticas. Así podemos construir palabras como ajazminar, amapolar, etc. También podemos buscarnos o construirnos un diccionario de olores. Flores y frutos siempre evocan olores y los últimos también evocan sabores.
Y como ya introdujimos las palabras gustativas, que son escasísimas, un libro dedicado a la pastelería o a la alta cocina; un libro dedicado a los catadores de vinos o a la coctelería, puede sernos de gran ayuda.
Para los últimos dos no tengo idea, así que no puedo orientar en ese sentido cada interesado haga entonces su propia investigación.
Y con esto me despido hasta el próximo ensayo
Se les quiere y aprecia siempre
Abrazos coloridos, explosivos, perfumados, efervescentes, impactantes, vibratorios, astronómicos y siderales para todos

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me encanta tu blogg!!!Me quedé sin palabras...Gracias por tu generosidad y por tus consejos.